domingo, 3 de mayo de 2009

La moda del barbijo


Hace una semana, para estar a la moda, había que salir a la calle embadurnados en cremas anti-mosquitos, rociar la casa con insecticidas, fumar espirales y vestirse con ropa de algodón protegiendo cuello, brazos y pies. Si no lo hacíamos, éramos presa del mosquito zancudo y el dengue.

Sin embargo, esta semana el dengue perdió por goleada la pelea del rating frente a la nueva vedette mediática: la gripe porcina.
Desde entonces, ya no hay que preocuparse por salir a la calle bañados en extraños unguentos. Directamente no hay que salir.

Olvídense de compartir el mate, darse un beso y estrechar las manos. Lo único que falta, que por un gesto de cortesía que a nadie le importa corramos el peligro de pasar para el otro lado.

Además, el dengue no es una enfermedad “cool”. Es un mal que afecta a los países subdesarrollados y pobres PUAJJ.

Pero ahora, la gripe porcina nos abre la posibilidad de intentar entrar otra vez al primer mundo. Porque países desarrollados como México, Estados Unidos, España y Alemania están en la pomada, ya que tienen sus casos autóctonos. (Vio, siempre nos faltan cinco pal peso, todavía no tenemos un caso autóctono)

Pregunta: ¿no se trata de una enfermedad vinculada a la pobreza? Aahhhh, entonces parece que los desarrollados no lo son tanto, de todas formas.

¡Y no sé qué esperan las autoridades para salir a repartir barbijos! Que se dejen de perder el tiempo fumigando y llenado de olor raro la ciudad por algo que ya dejo de ser noticia. El dengue desapareció, o mejor dicho, perdió actualidad.

Lo mismo pasó con el cólera, la fiebre hemorrágica, el Chagas, la desnutrición infantil, el desempleo, etc. Son enfermedades que tienen problemas de marketing. Seguro que con un buen agente de publicidad la historia sería otra.

En fin, mientras tanto, desde Nadie Sale Vivo de Aquí nos plegamos a la campaña “anti-gripe porcina que tapa todos los problemas” recomendándole que

Si tiene un amigo que estuvo con el cuñado de la novia de un vecino cuyo primo estuvo en México, no salga de su casa. Si no lo tiene, también,

Y ni se le ocurra, como a Miguel Zavaleta, Casarse vía méxico.

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