miércoles, 6 de mayo de 2009

Una historia testigo del racismo: Strange Fruit

La historia de la canción tiene que ver con el racismo. Hace unas semanas, un oyente nos pidió que leyéramos un poema escrito por un autor negro en plena época de secesión. Como no somos buenos lectores de poesía, cambiamos el pedido por una canción de Billie Holliday.

Estamos hablando de Strange Fruit (extraña fruta), una pieza de 1939 escrita por Abel Meeropol que se convirtió en un himno contra los linchamientos en los estados del sur de los EE. UU. y uno de los primeros lemas del movimiento por los derechos civiles.

Meerpol escribió la letra basada en una famosa foto de un linchamiento de dos personas negras en el estado sureño de Indiana, en agosto de 1930. Thomas Shipp y Abram Smith habían sido acusados de asesinar a un hombre blanco y de haber violado a la novia de este último. Fueron arrestados, pero un grupo de 15.000 personas irrumpió en la comisaría y sacaron a los dos hombres, para después ser golpeados y colgados en un árbol.

Un tercer hombre implicado en el supuesto asesinato y amigo de los hombres ejecutados, pudo sobrevivir a la golpiza; años mas tarde, en entrevistas, el hombre declaró que sus amigos habían intentado robar a un hombre blanco que después las autoridades encontraron muerto por un disparo. James Cameron, el sobreviviente, se convirtió en el fundador y director del Museo del Holocausto Negro de América, en Milwaukee, Wisconsin, dedicado a los linchamientos raciales de Estados Unidos.

En Strange Fruit se habla de ese cuerpo que cuelga de un árbol. La letra, que contrasta con la dulzura de la melodía y la voz de Holliday, no deja mucho que explicar acerca de la brutalidad de aquellos días:

Aquí hay una fruta para que los cuervos picar
Para que la lluvia la reúna
Para que el viento la aspire
Para que el sol la descomponga
Para que el árbol la tire
Aquí esta una extraña y amarga cosecha

Por Nicolás Fassi

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